miércoles, 14 de mayo de 2008

Del más acá..

Ella está sentada junto a la ventana. Las hojas verdes de aquellos arbustos hacen sombra a la luz de sus ojos. Intenta encender un cigarrillo. No puede. Lo intenta de nuevo. Oscuro. Quizás la esencia esté en no pensar, se dice a si misma e intenta seguir un hilo. Quizás lo bueno sea que surja naturalmente. Si los colores le llaman la atención en realidad. Todos los que combinan y los que hacen contraste también.

Quiere llegar lejos aunque no parezca. Quiere acercarse a la eternidad de sentir aquel aroma lejano e indefinido. Tenerlo cerca y gozarlo para ella, eso es lo que quiere. Ese sonido profundo le retumba en los oídos. Es una música suave, una voz que la invita a sonreír. Y el instrumental la puede también. No puede parar de reir. La carcajada asoma en ella como nada más puede hacerlo. Quiere volar, si, quiere volar, quiere llegar a la eternidad y ver la luz de las estrellas. La luna, el sol, todo el sistema galáctico quiere recorrer. Quiere recorrerlo con sus cinco sentidos. Quiere tocarlo, sentir la suavidad de la ligereza de su textura. Quiere.. quiere, DESEA. Ya empieza a sentirse mareada. No puede continuar con su alegoría. Se siente desvanecida ante sus pensamientos abstraídos de la realidad de fantasía. Pero si, quiere olerlo, sentir lo agrio de su vacío, lo dulce de su armonía. Mira para otro lado. No puede soportar la tensión que le produce marcharse de su mundo de tergopol. De su mundo de plástico, ese que es movido solo gracias a sus arquitectos de mentirita. Quiere volver a ser normal. Quiere poner los pies sobre la tierra y atenerse a la sociabilidad del mundo. Quiere ser parte de la no parte. Del no sentir. Pero sus oídos dicen que aquella música espacial suena preciosa. Le genera mucha tranquilidad pensar en ella. Pero la tierra hace tanta fuerza que no la deja en paz. Sin embargo esos pajaritos cantan al compas de aquella melodía que retumba en su cabeza.

Y fracasa porque el cansancio la puede. El sabor animal del espacio la llama pero el cansancio la puede. Es imposible volver a ese lugar en donde las mariposas no desencajan ni resultan cursis. Donde… donde puede someterse al jardín de lo inconsciente sin miedos ni prejuicios del mas acá. Pero acá está, sin poder evitarlo. Imaginando como seria el verlo todo, como seria tenerlo todo en su campo visual. El tener un arcoíris de colores girando por al aire y por el vacio y por la estrellas galanticas y con muchas mariposas en jardines hermosos con lunas llenas enorgulleciendo su andar… pero no, ella ya está acá. Ya volvió. Siente cansancio y mira a su alrededor. Nada le llama la atención. Mira todas las letras que escribió una atrás de otra y piensa que no tienen sentido. Qué es eso? Pregunta… Ya esta acá. Otra vez acá.

No hay caso.

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