No pudo pegar un ojo en toda la noche. Habia algo mas importante que el sueño en ese momento. Los nervios y la ansiedad lo carcomian tremendamente. Pero nada podia hacer mas que esperar a la mañana siguiente. Le convenia dormir, claro, de esa manera el tiempo de espera pasaria mas rapido. Pero era inutil intentarlo. No habia caso.
Ese dia, el 22 de julio a las 9.30 hs. Mariano se vistio de punta en blanco para el evento. No estaba solo, claro. No hubiera elegido nunca estar solo para recibir esa noticia. Estaba con Cecilia, su novia, que parecia tranquila y relajada pero que internamente estaba tan nerviosa como el. Mariano habia estado ahi 20 dias antes, exactamente. El 2 julio habia dedicado la tarde a extraer un poquito de su sangre, mandado por la Conade, para la revelacion de su supuesta identidad. Y ahi estaba, sentadito junto a su chica esperando ansiosamente que la voz de aquella rubia doctora que andaba por el hospital, llamase: "Bustamante, Mariano". El imaginaba ese momento y temblaba, pero la realidad era que habia que seguir esperando. Mientras tanto su acompañante servia cafecito de una maquina cercana y el se preguntaba "que sentido tendria enterarme de esto ahora? por que nunca nadie me dijo nada de que soy adoptado?". Recordaba su infancia sin muchos recelos. Pensaba que habia sido un niño normal, sin demasiadas excentricidades. Iba de casa al cole, del cole a ingles o frances o portugues (dependiendo del dia), y despues de vuelta a casa. Era un alumno responsable, hacia la tarea. Y los sabados jugaba al futbol tambien, con su padre y sus tios, por supuesto. Nada de salir de casa para andar con aquellos vaguitos de por ahi. Si reconocia en sus pensamientos que su padre era un poco autoritario, que solia reaccionar con cachetazos ante el menor desacuerdo. Pero.....
"Bustamante Mariano. Adelante por favor" - murmuro la tan esperada voz.
Cecilia esperaba afuera del consultorio. Mariano tardo apenas cinco minutos pero para ella habia sido una eternidad. Y para el...
De repente se abrio la puerta y en seguida salio Mariano. Ella penso que nunca lo habia visto asi. Su tez estaba palida, casi como su camisa. Sus piernas se veian debiles, su rostro empapado. Ceci no necesito hacerle ninguna pregunta. Solamente corrio a abrazarlo y a decirle que lo queria y que iba a acompañarlo siempre. Mariano le agradecio como pudo y se fue. Le dijo que necesitaba estar solo.
La sensacion que tenia Mariano ese dia era inexplicable. No sabia como tranquilizarse, su respiracion estaba bastante mas agitada de lo normal. En seguida salio a la calle y empezo a caminar. Miro los autos pasar, la gente que iba para su trabajo, los arboles, las plazas.. Lo mismo de siempre, claro. Pero no era igual para el. Todo habia cambiado. Sentia la brisa que le acariciaba la piel y que la volvia a poner del color natural. Por un extraño motivo dejo de llorar y empezo a sonreirle a cada persona que pasaba. Mariano siguio en la calle, con el sol casi de mediodia apuntandole directamente a los ojos. Sabia que habia un antes y un despues de ese dia, sabia que lo esperaban tiempos dificiles, pero siguio caminando y mirando el paisaje. Su ritmo estaba tranquilo entonces. Pero siguio caminando muchas y muchas cuadras.
Mariano no paro de caminar...