lunes, 27 de abril de 2009

a la mierda con la autocrítica y la censura

uno piensa mucho las cosas que va a hacer. por ejemplo, yo, cuando me voy a poner a escribir alguna boludez acá en el blog, alguna anécdota o lo que sea, me dentengo a cada rato a ver si está bien lo que escribo, si va teniendo sentido, si hay que corregir cosas (casi siempre pasa, y además muchas veces empiezo todo de vuelta porque soy muy vueltera). lo mismo me sucede en muchas otras casos, soy bastante autocrítica con mis cosas además, así que siempre tardo mucho en hacer algo y finalmente no quedo 100% conforme.
sin embargo, hay veces que por distintos motivos, hago las cosas (sobre todo las que tienen que ver con una creación de mi parte) mucho más rápido, sin ser tan histérica, nada ortodoxa en realidad. y cuando las veo después, quizás al otro día, me doy cuenta de que tampoco logré mucho el sentido de lo que quería decir. pero la cuestión está en que entonces de ninguna de las dos formas quedo conforme con lo que hago (sí, poseo un particular sentido de la insatisfacción). por lo tanto, qué es mejor? escribir sin pensar, actuar sin pensar, moverme sin pensar, cuestión sumamente práctica y hasta numérica: gasto menos tiempo. y en realidad, a pesar de los errores, lo siento más mío, más auténtico, más genuino, más personal, más todo. así que es una buena manera de estar mejor esto de probar no pensar en los momentos de la creación (o por lo menos no más de lo necesario, digo, a veces es difícil no pensar).
bueno, eso es todo, amigos!

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1 comentario:

malegría dijo...

es que el racionalismo excesivo es el gran mal de la humadidad
a pensar menos y sentir más se ha dicho.
chin chin