martes, 14 de julio de 2009

escribir en el blog

En este blog escribo básicamente lo que quiero. Escribo sobre mí, sobre lo que me pasa o siento, y muchas veces lo ficcionalizo porque llega un punto en el que me aburre ser tan excéntrica. De todas maneras es mi espacio (aunque me cause gracia apoderarme de un pedazo de computadora cibernético y tomarlo como propio), por lo tanto no estoy muy pendiente de que lo que escribo sea considerado de "interés general", simplemente me río de mí misma y pienso que está buenísimo divertirse con la locura propia.
Lo que sí, obviamente, me he planteado muchas veces el tema de que este espacio al que yo llamo "propio", además es público. Y que por ende tal vez no me entero de quién lee realmente lo que escribo o quién no. He pensado sobre la moralidad de escribir en internet, haciendome preguntas tales como "para qué escribo acá y no en un cuaderno y para mí?" o "es que me gusta exponerme?". La verdad es que quizás sea víctima de la post-modernidad o tal vez simplemente me guste expresarme, no guardarme las cosas para mí sola y poder compartirlas con otros. Y es más, creo que muchas veces aprovecho para escribir cosas que me pasan, que siento, que por ahí son feas pero otras son totalmente HERMOSAS, y que no puedo decir, porque decirlas significaría que me traten de loca, o que me digan "pará un cachito. aclaremos las cosas. ubicate".
Por eso después de preguntarme estas cosas y de decidir escribir igual acá lo que escribo, lógicamente, me hago cargo de todo. Porque una cosa es hablarle a una persona de algo mío, que a mí me pasa y que yo siento y que quizás pueda ser redundante, o quizás egocéntrico, y otra es escribirla y dejar abierta la posibilidad de que el que se quiera enterar de lo que me pasa se entere y el que no, no. Como bien digo, escribir no es perjudicial para la salud, escribir está bueno. Y expresarse en general es lindo y tiene que haber libertad para ello.
Y esto lo escribo con amor, respondiendo a quién preguntó qué era lo que yo ponía en este blog. Y con sinceridad, que es lo que abunda entre nos.
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